El origen histórico de la filosofía señala, que ésta surge en el siglo VI a.C. en Grecia, como resultado de los diferentes cuestionamientos que el hombre comenzó a hacerse sobre las cosas que le rodeaba; es por esto que la filosofía nace como un forma racional de explicar los fenómenos que suceden en la naturaleza, a través de la promoción de las propias capacidades humanas y marcando distancia de las explicaciones míticas, que para esa época, predominaban en esa cultura.
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Considero que la filosofía es mas que una forma de entender el mundo, la filosofía para mi es también un pensamiento sobre la vida y el ser humano que se va adaptando al avance del el tiempo y de las generaciones. Como por ejemplo en la filosofía antigua se creía que un elemento de la naturaleza especifico era el responsable de donde había surgido todo, pero luego de distintos descubrimientos y acontecimientos en la filosofía medieval y renacentista se llego a creer en un ser todopoderoso, mas conocido como Dios, ademas puedo incluir que una filosofía pasada o antigua puede ser utilizada como base en una filosofia futura, como se observa en el filosofo Santo Tomas de Aquino quien tomo de referencia a Aristoteles.
La filosofía nos da la oportunidad de convertirnos en gente mas sabia y ver el mundo de otra forma fuera de lo común. Un filosofo que me ha llamado la atención es Jean Paul Sartre por su forma de ver la libertad como fundamento del ser.
Jean Paul Sartre
El ser humano y la libertad en el pensamiento de Sartre
Sartre descubre en el ser humano la posibilidad que éste tiene, frente a los demás seres, debido a que el ser humano es capaz de negar. La interrogación nos descubre un nuevo componente de lo real, la negatividad. El ser en-.sí es pura positividad. La idea de la nada tiene que venir, en consecuencia, del otro único tipo de ser, del ser para-sí, única realidad que queda, excluido en ser en-sí. Dice Sartre:
Debe, por tanto, existir un ser - que no puede ser el para-sí - y que tenga como propiedad el níhilizar (negar) la nada, soportarla en su ser y construirla contínuamente de su existencia, un ser por el cual la nada venga a las cosas.
Pero, para ser el creador de la nada, el ser humano debe albergar en si mismo la nada: el ser del ser humano, en definitiva, es la nada. No hay que entender esta nada como si el ser humano en si mismo fuera absolutamente nada: en el ser humano hay un en-sí, es decir, su cuerpo, su "ego", sus costumbres... Pero lo específicamente humano es su no determinación, su libertad, su nada. Sartre nos dice, además, que el para-sí (el ser humano) se caracteriza por tres tendencias:
1) tendencia a la nada:
2) tendencia al otro
3) tendencia al ser
La tendencia del ser humano a la nada se descubre en la conciencia y en la libertad. Esta no es una propiedad del ser humano sino que es su propia esencia. Con ello nos quiere decir que no es cierto que exista primero el ser humano y luego se diga de él que es libre, sino que no hay, estrictamente hablando, diferencia alguna entre el ser del ser humano y el ser libre del ser humano: el ser humano es su propia libertad.
De la identificación del ser del ser humano y su propia libertad se deducen dos consecuencias importantes para la concepción del ser humano en Sartre, En primer lugar, el ser humano, como tal, no posee naturaleza alguna predeterminada, no se identifica con una esencia determinada: su esencia es su libertad, es decir, la indeterminación, la ausencia de toda determinación trascendente. En segundo lugar, la existencia precede necesariamente a la esencia, hasta el punto de que la esencia del ser humano (del para-sí) es su propia existencia.
En la angustia adquiere el ser humano conciencia de su libertad o, si se prefiere, la angustia es el modo de ser de la libertad como conciencia del ser.
La angustia es la forma que tiene el ser humano de darse cuenta de lo que es, es decir, la forma de darse cuenta de que no es nada. El ser humano huye de la angustia y de este modo trata también de sustraerse de su libertad. Pero el ser humano no puede liberarse de la angustia, puesto que es su angustia, y por eso tampoco puede escapar de su libertad. El ser humano está, por ello,
condenado a ser libre.


